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EPILEPSIA Y PSIQUIATRÍA: LA MENTE COMPARTIENDO FUNCIONES

  • draceciliaberlanga
  • 15 ago
  • 2 Min. de lectura

La epilepsia es una enfermedad neurológica compleja, se presenta en forma de crisis recurrentes y se asocia con un impacto negativo significativo en la calidad de vida de los pacientes. Esta enfermedad tiene diversas manifestaciones en el cerebro. Además de las alteraciones eléctricas, se asocian otras enfermedades con manifestaciones conductuales y emocionales que debilitan de manera importante al paciente, por ejemplo problemas de ansiedad, depresión, memoria y psicosis.



Las personas con diagnóstico de epilepsia pueden tener síntomas en la atención, la memoria, la conducta y las emociones que se estudia desde la clínica de epilepsia y también en el área de neuropsiquiatría. Se sabe que hasta un 50% de los pacientes con epilepsia cursan con comorbilidades psiquiátricas como son depresión y ansiedad. Los trastornos depresivos ocurren hasta 4 veces más en personas con epilepsia que en otras personas con otras enfermedades crónicas.


Ahora sabemos que la depresión comparte algunos mecanismos biológicos con la epilepsia, y es por esto que surgen al mismo tiempo. Los mecanismos implicados suceden en el cerebro: cambios en los neurotransmisores, en el eje del cortisol, cambios en las redes neuronales, así como en factores protectores y de inflamación cerebrales.

La intersección entre enfermedades psiquiátricas y la epilepsia, se ha demostrado en animales y es bidireccional, es decir que la presencia de enfermedades psiquiátricas aumenta el riesgo del inicio de la epilepsia y viceversa. En humanos encontramos que las personas que han iniciado recientemente con epilepsia tienen un riesgo 6 veces mayor de presentar un cuadro depresivo que otras personas. Con esto sabemos que existe causas neurobiológicas que ambas enfermedades comparten.


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Ahora entendemos que la mente sufre cambios cuando el cerebro está enfermo. Es decir, las alteraciones eléctricas que suceden en la epilepsia son parte de las manifestaciones emocionales y físicas que vive la persona con crisis convulsivas. Para muestra escuchar a los pacientes comentar que las crisis convulsivas pueden iniciarse por estrés, deprivación de sueño, fatiga o el inicio del ciclo menstrual.  Altos niveles de ansiedad pueden descontrolar las crisis epilépticas y viceversa, la persona con un trastorno de ansiedad del ánimo tiene más riesgo de convulsionar.


En psiquiatría, personas con diagnóstico de psicosis, trastorno por déficit de atención o trastornos del ánimo pueden descontrolarse o iniciar con síntomas por el uso y abuso de alcohol y drogas. En epilepsia el abuso y dependencia de alcohol y drogas también puede empeorar las crisis convulsivas e inclusive causarlas, tanto en el consumo como en la abstinencia. Esta relación sucede pues estos padecimientos comparten mecanismos de base por lo que el tratamiento farmacológico en epilepsia como en psiquiatría combina fármacos anticonvulsivantes y psiquiátricos a la vez.


Con todo esto, se encuentra muy importante que el tratamiento para epilepsia incluya vigilancia y valoración de un profesional de la salud mental, donde la persona pueda recibir apoyo para no abusar de sustancias de uso adulto, tener hábitos de vida sana, apegarse al tratamiento farmacológico y sobre todo evaluar la presencia de otras enfermedades y en su caso, tratarlas.  


El control de las crisis convulsivas y tener una buena calidad de vida es la meta. ¡Acércate! Estoy para ayudarte.

 

Neuropsychiatric Symptoms of Neurological Disease. ISBN 978-3-319-22158-8

Current Topics in Behavioral Neurosciences. ISBN 978-3-031-03222-6

 
 
 

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